Los centros de tutoría han sido parte de los campus universitarios por décadas, y por causa justificada. Hay poco debate sobre que la tutoría ayuda a mejorar el aprendizaje, la retención de ideas y las calificaciones de los estudiantes. Hay debate, sin embargo, sobre quién debe participar en la tutoría. Muchas veces los centros de tutoría enfrentan el estigma por parte de los estudiantes y el profesorado. El pensamiento general de los estudiantes es que la tutoría solo sirve para sus compañeros de bajo rendimiento: los que requieren el apoyo al desarrollo para alcanzar el nivel de sus pares que se desempeñan en un nivel satisfactorio. Muchas veces la percepción del profesorado es la misma; manda a sus estudiantes de bajo rendimiento con la esperanza de que un tutor pueda hacerlos progresar. No obstante, parece que ambos grupos hacen caso omiso de los datos que sugieren que la tutoría beneficia a los estudiantes en todos los niveles (Cooper, 2010). Tal vez el mayor problema es que si la mayoría de los estudiantes sienten que la tutoría solo sirve para los estudiantes a los que les cuesta, y la mayoría no se considera parte de esa categoría (Cherry, 2019), ¿cómo convence el profesorado a los estudiantes a asistir a las sesiones de la tutoría?
Durante años la educación superior dependió de la evidencia anecdótica, y la palabra “obligatoria” se convirtió en tabú. Una búsqueda rápida de comentarios al final de un artículo en favor de la tutoría obligatoria revela lo siguiente:
¿Obligatoria? He trabajado en los servicios académicos durante 25 años, y hay una cosa que ODIO de verdad, y esa es cualquier cosa obligatoria. Como alguien me explicó una vez, la tutoría obligatoria es como enseñar a un cerdo a cantar. Solo malgastas tu tiempo y molestas al cerdo. (no es un insulto a los estudiantes). Pero esto NO es una solución mágica… Tenemos un programa de desarrollo de instrucción suplementaria (SI) de matemáticas aquí. Hace dos años se hizo obligatorio. Créeme, no fue mi idea. Mientras que recibimos el doble de asistencia, la distribución de las notas para los estudiantes que siempre asistían y los que asistieron unas veces fue igual a la distribución de las notas antes de que se convirtiera en obligatoria. En nuestro caso significa que, aunque vengan a participar en un gran apoyo académico, su rendimiento también depende de cosas como hacer la tarea y estudiar para los exámenes. ¿Cómo se soluciona eso? ¿Con la sala de estudio obligatoria? (Sara G., citado in Fain, 2012, para. 28–33)
Muchos más cuentan historias que ilustran que la tutoría obligatoria no funciona. Los datos, sin embargo, cuentan otra historia. El autor J. Wells (2016) reporta que algunos estudios recién hechos muestran resultados beneficiosos de la tutoría obligatoria, mientras que muy pocos estudios muestran una falta de beneficio (Babcock & Thonus, 2012; Bell & Stutts, 1997; Clark, 1985). Con todo, muchos administradores dudan en exigir algo así.
Lo que está de moda entre los administradores ahora son las prácticas de alto impacto. Esas áreas incluyen la experiencia de primer año, la instrucción suplementaria, la orientación de primer año, la tutoría, y los cursos de éxito del estudiante (Center for Community College Student Engagement, 2012). La mayoría de esas prácticas destacan los datos que muestran el avance considerable de los que utilizan los programas, pero el problema queda en los pocos estudiantes que aprovechan estos recursos. K. McClenney dice que aproximadamente un 75 por ciento de los estudiantes universitarios reportan que tenían que tomar pruebas de nivel académico para determinar la necesidad de inscribirse en los cursos de desarrollo, pero solo un 28 por ciento de los estudiantes habían estudiado para las pruebas. Aún más explica que un 48 por ciento de las universidades comunitarias ofrecen apoyos de estudio para las pruebas de nivel y solo un 13 por ciento hacen que la preparación para el examen sea obligatoria. Estos números, ella argumenta, sugieren fuertemente que muchos de los estudiantes de la universidad comunitaria podrían satisfacer los requisitos de los cursos de desarrollo con los apoyos de estudio y la preparación obligatoria, acelerando su vía hacia los títulos (citado en Fain, 2012).
Cuando planeamos nuestro experimento de la tutoría obligatoria para cuantificar los beneficios de la tutoría del centro de escritura para los estudiantes, nos enfrentamos con varios obstáculos. El primer obstáculo fue el director del departamento de inglés. Él estaba preocupado por los estudiantes que se molestarían, los compañeros que trabajarían demasiado como tutores y la capacidad del centro de escritura para acomodar de 100 a 200 citas más. Sin embargo, después de leer sobre los beneficios de la tutoría obligatoria él consintió. El segundo obstáculo fue el profesorado. Mientras algunos se encontraban entusiasmados sobre el experimento, otros cuestionaban si la tutoría sería ventajosa para aquellos estudiantes a los que mandaran a asistir. Finalmente, encontramos a cinco profesores dispuestos a participar con sus clases de inglés 1010, Introducción a la escritura. El último obstáculo fueron los estudiantes mismos. Creamos un incentivo de un 10 por ciento de la nota de un ensayo (añadido como una nota separada) para motivar a los estudiantes a asistir, pero queríamos también que tuviesen una buena actitud para asegurar que las sesiones fueran productivas. Para mitigar la negatividad, nuestro director de recursos de aprendizaje hizo una presentación a cada clase y habló acerca del estudio. Su meta principal era refutar el estigma que la tutoría es para los estudiantes de bajo rendimiento.
Para obtener tanto los datos cualitativos como cuantitativos, creamos dos cuestionarios para la percepción estudiantil. Nuestro director administró el primero antes de la tutoría y el segundo después de que la clase había terminado todas las sesiones de tutoría obligatoria. De los 165 estudiantes en el estudio, 111 estudiantes (73%) nunca habían visitado el centro de escritura antes del estudio. De esos, solamente un 73 por ciento completó al menos una sesión de tutoría (requisito mínimo). Aquí está la escala Likert que fue utilizada en el cuestionario:
Lo siguiente son las preguntas y los resultados de los que no habían asistido anteriormente, pero asistieron a las sesiones de la tutoría obligatoria:
En todas las categorías, asistir a la tutoría obligatoria elevó bastante la percepción de los estudiantes del centro de escritura, corrigiendo el estigma entre los que participaron en el estudio de que la tutoría solo sirve para otros estudiantes de menor rendimiento.
Metodología
En la primavera de 2019, el centro de escritura obtuvo las notas de los ensayos y las calificaciones de la clase de 111 estudiantes en su primer año por cinco instructores y doce secciones de inglés 1010 e inglés 1010D en la universidad. Los administradores excluyeron de la investigación a los estudiantes que no entregaron un ensayo. En ocho de las secciones, fue obligatorio asistir al centro de escritura para recibir ayuda con al menos un ensayo. Los administradores pidieron que los instructores incentivaran las visitas con un 10 por ciento de la nota del ensayo. Para el análisis, el 10 por ciento no fue parte de la puntuación pronosticada del ensayo. Los instructores añadieron la nota como un artículo aparte en sus libros de calificaciones. Para la calificación general, 10 por ciento para un ensayo no tendría mucho impacto en la nota final de un estudiante, menos de un 3 por ciento del total del 100 por ciento. Las cuatro secciones restantes fueron clases de control, y los administradores pidieron que los instructores promocionaran el centro de escritura de la misma manera que lo harían normalmente en sus clases de composición.
Resultados
Los resultados fueron bastante diferentes para los nuevos estudiantes de primer año que utilizaron el centro de escritura en comparación con los que no aprovecharon los servicios. La nota promedia en el ensayo por los que utilizaron el centro fue un 2.94 frente a un 1.60 de los que no, más o menos una B frente a una calificación reprobatoria, en promedio menos de una C-. La nota media de la clase para los que utilizaron el centro de escritura fue un 3.25 frente a un 2.18 para otros estudiantes de primer año que no utilizaron el centro de escritura.
Nuevos estudiantes de primer año que llevaron sus ensayos al centro de escritura tuvieron una puntuación compuesta más alta en el ACT (19) y en el promedio de calificaciones de la escuela secundaria (3.33) que los estudiantes que no aprovecharon los servicios (18 y 3.02). La puntuación del índice (el promedio de calificaciones de secundaria X 10 + la puntuación compuesta del ACT) fue 48 y 52 respectivamente, más alta para los que siguieron las directrices de su instructor.
Uno podría discutir que la diferencia solo fue debida a la falta de preparación en la escuela secundaria de los que no asistían a la tutoría. Para rebatir este argumento, los investigadores usaron una regresión logística binaria para predecir las notas del ensayo y de las clases de inglés. Esta fue elegida porque las notas eran bimodales; entonces, se cambiaron los resultados a obtener una B o más y una C o más en el ensayo y la calificación de la clase.
Con el fin de controlar las diferencias entre la preparación de la escuela secundaria, los investigadores utilizaron las covariables o variables de control en los análisis. Los resultados fueron parecidos al usar covariables diferentes (el promedio de calificaciones de la escuela secundaria, la nota del ACT o la nota del índice). Por lo tanto, los investigadores escogieron la puntuación del ACT porque tiene el tamaño de muestra más grande con estos datos.
Debate
Al controlar las puntuaciones compuestas del ACT de los estudiantes, la conformidad de los estudiantes con llevar el ensayo al centro de escritura fue asociada positivamente con obtener una B o más y una C o más en su ensayo. Lo mismo fue verdad para la calificación de la clase (todos los exámenes significantes según la estadística). Por lo tanto, nuevos estudiantes de primer año eligen sabiamente utilizar los servicios de tutoría en el campus. Resulta interesante, de los estudiantes en las cuatro clases de control donde la asistencia al centro de escritura no fue obligatoria, pero promocionada como los instructores normalmente lo harían, ningún estudiante asistió al centro de escritura durante el semestre. Por eso, parece buena elección por parte de los instructores promocionar la tutoría al requerir la asistencia al centro de escritura como parte de su asignatura. Además, sería útil que los administradores usaran los datos en vez de la evidencia anecdótica al considerar la tutoría obligatoria.
Nota del autor
Un agradecimiento especial por los consejos de edición y formato de Brittany Bennett, coordinadora del centro de escritura de Utah Tech University.
Aunque Brittany Bennett trabaja con los tutores y estudiantes en el centro de escritura y Rob Gray supervisa las operaciones del centro de escritura, ninguno de los dos recogió ni analizó los datos del estudio. Jeffery Hoyt, quien trabaja en una división fuera de los asuntos académicos y los servicios de aprendizaje, calculó los resultados. Entonces, no existe ningún conflicto de interés por parte de ningún participante en el estudio.